Hoy en día es muy común que la frase “sin conservadores” sea parte integral de la estrategia de marketing de muchos productos alimentarios. Sin importar la información, desarrollo tecnológico y legislación más recientes, persiste la noción de que los conservantes son malos para la salud, posiblemente debido a una preocupación colectiva ante el efecto que ciertos químicos puedan tener en nuestros cuerpos. Por supuesto, esto provoca que un gran segmento de los consumidores activamente busquen productos sin conservadores, y de preferencia, sin aditivos. ¿Realmente son malas estas sustancias para la salud de los consumidores? ¿O simplemente requerimos un mejor entendimiento de ellos?
¿De dónde sale la mala reputación?
La práctica de intentar alargar la vida útil de los alimentos no es nueva. Desde hace siglos se utilizan sustancias como el azúcar, la sal, la pimienta y el frío para evitar el deterioro de la comida. Sin embargo, conforme incrementa la industrialización del mundo , la globalización comienza a generar nuevas demandas, y el uso de conservantes empezó a crecer
Conforme crece la tendencia de comer de maneras más conscientes, y de monitorear nuestra salud más cuidadosamente, se cuestionó el uso de algunas de estas sustancias. Por ejemplo, sabemos que el hidroxianisol butilado, que sirve para conservar grasas, puede tener un efecto tóxico si se consume en grandes cantidades. Esta clase de información, en ocasiones sacada de contexto, es la que ha generado la noción de que los conservantes podrían hacer daño a los consumidores. Sin embargo, ¿realmente es buena idea dejar de utilizarlos?
¿Por qué son necesarios los conservantes?
A pesar de que el concepto de no añadir sustancias innecesarias a los alimentos, y de priorizar la integridad de los consumidores es importante, los conservantes en la industria actual no son un motivo de preocupación. La investigación realizada en las últimas décadas ha permitido que se creen legislaciones informadas en todo el mundo que prohíben el uso nocivo de conservantes en los alimentos. En este momento, es probablemente más grande el riesgo para el consumidor de padecer algún daño a causa de comida contaminada o expirada precisamente por la ausencia de conservantes.
Además, parte de la forma en que se ha desarrollado la industria alimentaria recientemente es en la exploración de diferentes métodos para conservar los alimentos. Los llamados conservantes naturales son probablemente una opción ideal para aquellos que aún desean evitar el consumo de químicos añadidos. Un buen ejemplo puede ser el uso de probióticos, que además de ser considerado un gran beneficio para la salud, tienen un efecto antibacteriano que ayuda a conservar la comida.