En la industria de la salud, desde el auge de los suplementos alimenticios, muchos consumidores han tenido dificultad para diferenciar entre medicamentos y suplementos. Esto probablemente viene de que a menudo tienen presentaciones muy similares (pastillas, por ejemplo), o de la noción de que ambos traen beneficios para la salud. Sin embargo, es importante que los consumidores, al igual que productores y distribuidores de estos productos, estén conscientes de las diferencias entre ambos para que puedan adquirirse y consumirse óptimamente. En este blog buscaremos aclarar la definición tanto de medicamentos como de suplementos alimenticios y la diferencia entre ambos.
¿Qué es un medicamento?
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), un medicamento se define como “toda preparación o producto farmacéutico empleado para la prevención, diagnóstico y/o tratamiento de una enfermedad o estado patológico, o para modificar sistemas fisiológicos en beneficio de la persona a quien se le administra.” Desde luego, esto permite que una gran multitud de sustancias sean consideradas medicamentos, pero siempre buscarán modificar un sistema fisiológico para aliviar a un paciente.
También vale la pena mencionar el hecho de que los medicamentos a menudo tienen que pasar por un elaborado proceso regulatorio. Son elaborados en laboratorios farmacéuticos y tienen que ser extensamente probados en ensayos clínicos antes de ser aprobados para su venta al público.
¿Qué es un suplemento alimenticio?
El Reglamento Sanitario de los Alimentos define a los suplementos alimenticios como productos que son especialmente elaborados para suplementar la dieta con un objetivo saludable y contribuir a mantener o proteger estados fisiológicos característicos tales como adolescencia, adultez o vejez.
Asimismo destaca que su composición debe corresponder a ingredientes presentes naturalmente en los alimentos (es decir, vitaminas, aminoácidos, enzimas, ácidos grasos esenciales) y que se puedan distribuir en diferentes formatos como líquidos, polvos, comprimidos, etc.
En pocas palabras, la gran diferencia entre medicamentos y suplementos alimenticios está en su propósito:
- Los suplementos no curan enfermedades
- Los suplementos buscan regular y equilibrar el organismo
Esta diferenciación es tan importante, que los distribuidores de suplementos alimenticios ya están legalmente obligados a resaltarla en el empaque y marketing de sus productos. Si eres parte de esta industria, tu rol radica en ayudar a tus clientes a optimizar el cuidado de su salud, y para ella necesitas entender esta diferencia, y ayudar a tus consumidores a entenderla también.